domingo, 6 de marzo de 2016

L'amour

Pascale. Vetusta Morla. Adan y sus locos con León. Ganar pintas de vaca gracias a Los Caballeros del Zodiaco. Pequeños instantes de felicidad que hacen de este un momento precioso. Bien dice el gran Cortázar en su emblemática obra que a veces uno amanece con ganas de extinguirse. Días de mierda, esos. Pero también hay días en los que todo el romance del mundo pareciera unirse en un mismo pensamiento y brota el amor y el pecho salta de emoción y lo mejor es que no hay razón. O sí la hay, pero es tan sencilla como una adquisición bien sudada o cantar como tus artistas favoritos o enterarte de que el productor de tal canción es uno de tus ídolos. Volver a practicar francés porque empezaste a remedar el idioma y ya quieres hablarlo tan bonito como suena. Tonterías así.


Lo cierto es que hoy desperté con un brote de amor y me provocó escribirlo, ya no en mi piel sino en este olvidado blog que tal vez nadie siquiera lea. Quiero compartir de esta energía universal que hace de los seres humanos una raza avanzada. Porque de nada sirven los pulgares ni la inteligencia para crear y desarrollarse si el sentido del amor hacia lo hermoso que queda y hacia aquellos que forman parte de tu felicidad no se propagara. Gracias Graham, café, gente bonita de mi vida, Dios y el universo, Shiryu, Adara Primavera, Simbad y fotosíntesis.

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