Pascale. Vetusta Morla. Adan y sus locos con León. Ganar
pintas de vaca gracias a Los Caballeros del Zodiaco. Pequeños instantes de
felicidad que hacen de este un momento precioso. Bien dice el gran Cortázar en
su emblemática obra que a veces uno amanece con ganas de extinguirse. Días de
mierda, esos. Pero también hay días en los que todo el romance del mundo
pareciera unirse en un mismo pensamiento y brota el amor y el pecho salta de
emoción y lo mejor es que no hay razón. O sí la hay, pero es tan sencilla como
una adquisición bien sudada o cantar como tus artistas favoritos o enterarte de
que el productor de tal canción es uno de tus ídolos. Volver a practicar
francés porque empezaste a remedar el idioma y ya quieres hablarlo tan bonito
como suena. Tonterías así.
Lo cierto es que hoy desperté con un brote de amor y me
provocó escribirlo, ya no en mi piel sino en este olvidado blog que tal vez
nadie siquiera lea. Quiero compartir de esta energía universal que hace de los
seres humanos una raza avanzada. Porque de nada sirven los pulgares ni la
inteligencia para crear y desarrollarse si el sentido del amor hacia lo hermoso
que queda y hacia aquellos que forman parte de tu felicidad no se propagara.
Gracias Graham, café, gente bonita de mi vida, Dios y el universo, Shiryu,
Adara Primavera, Simbad y fotosíntesis.